La pizarra: Damian Lillard y la defensa en el uno contra uno

Los Utah Jazz salieron derrotados (134-124) de Portland en un partido que tuvo un único dueño y señor: Damian Lillard. El base de los Blazers protagonizó una noche histórica al anotar 60 puntos con un porcentaje de acierto del 72,4%.

Lillard encestó 21 de los 29 lanzamientos que intentó, incluidos nueve triples en 15 intentos. Tal y como recoge su carta de tiro, no solo fue una amenaza constante desde el lanzamiento exterior, sino que también encontró el aro de los Jazz tras penetración con una facilidad pasmosa.

Fuente: NBA

Si bien es muy difícil frenar a un jugador como Lillard en estos partidos de éxtasis anotador, la defensa de los Jazz también aportó a ello con una preocupante pasividad en diversos momentos del partido, así como en la repetición de errores.

Así, vimos como Lillard sacó constantes ventajas en los uno contra uno. En los primeros compases del encuentro superó con facilidad a Jordan Clarkson en los emparejamientos directos. Un desenlace que suele devolver réditos positivos para el rival, quien anota un 62% de sus lanzamientos en este tipo de situaciones ante el ‘guard’.

Will Hardy trató de corregir este contexto asignando a otros jugadores la defensa de Lillard. Un ajuste que no se tradujo en beneficios defensivos, por distintos motivos.

En primer lugar, la ausencia de ayudas defensivas y dos contra uno facilitó el margen de maniobra de Lillard. En segundo, los hombres altos de Utah, Lauri Markkanen, Walker Kessler y Jarred Vandebilt, fueron superados con facilidad en el perímetro. Y, tercero, Lillard no encontró oposición en el carril hacia el aro superado su defensor.

Todo esto podemos comprobarlo en las siguientes secuencias.

Los Jazz habían mostrado debilidades estructurales en la pintura durante todo el curso. En las últimas semanas, además, estas se han trasladado al perímetro.

En los últimos diez partidos, los Jazz han permitido un 40,2% de acierto en triples al rival, sexta peor marca de la liga. Hasta entonces, solo permitían un 30,6% de acierto exterior, diez puntos porcentuales menos y segundo mejor registro de la NBA. Un dato que refleja el tremendo bajón defensivo del equipo, también en la línea de tres puntos.

De hecho, bases y escoltas del equipo rival han aprovechado estas carencias defensivas para causar estragos en el aro de Utah. Solo hay que repasar la anotación que los jugadores exteriores han logrado ante los Jazz en los recientes encuentros. Entre ellos, destacan, además de los 60 de Lillard, los 48 de Kyrie Irving o los 46 de Donovan Mitchell.

Si repasamos la estadística avanzada nos encontramos con que tan solo Ochai Agbaji está permitiendo un acierto rival en emparejamientos directos inferior al 45%. Ni Mike Conley (50,8%), ni Malik Beasley (50,8%), ni Jordan Clarkson (47,2%) ni Collin Sexton (46,6%) están haciendo los deberes. Un problema que se intensifica ante la ausencia de ayudas defensivas, aunque Hardy ha insistido en que cada jugador se esfuerce en este costado para evitar la tendencia a depender de forma automática de la llegada de un compañero.

El técnico ha dado varios tirones de oreja a los jugadores pero todo apunta a que, de momento, la filosofía de juego es clara: suplir los problemas defensivos estructurales con anotación compulsiva. Porque puntos, a los Jazz, no les faltan: se mantienen como el cuarto mejor ataque de la NBA.

Así, todo apunta a que los traspasos que se produzcan antes del cierre de mercado o en verano irán dirigidos a compensar la producción en ambos lados de la cancha y reforzar la defensa del equipo.

(Fotografía de portada de Steve Dykes – AP)

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